Mi respeto a las personas que se encargan del mantenimiento y limpieza de los planteles educativos, desde preescolar hasta universitarios.
“Si su labor ya era ardua antes de la pandemia, actualmente el reto es aún mayor”.
En alguna parte de nuestra Heroica Ciudad Juárez, hoy 10 de agosto apoyé en la limpieza de un kinder…¡y vaya esfuerzo! que representa dejar las instalaciones listas para el próximo regreso a clases el 30 de agosto.
Aunque haya responsables directos de esta función, el regreso seguro es deber de la comunidad, como lo es la prevención de contagios.
La tarea consiste en limpieza de salones, ventanas, sanitarios, mobiliario (en el caso de los preescolares hasta los juguetes) para asegurarnos de su desinfección y que esté libre de insectos venenosos.
Y qué decir del mantenimiento al exterior…algo que casi nadie quiere hacer, ya sea por el terrible sol, las alergias por arrancar hierba, espinas, toritos, lo pesado que es estar cortando ramas, cargando basura y asegurarnos que no haya arañas o cualquier otro insecto peligroso en columpios, resbaladillas, bancas u otra área de juego.
En este plantel, son dos mujeres las que se encargan de la demandante tarea, una por turno. Y es claro que la pandemia nos ha rebasado en toda área, a lo que se suman los ya acostumbrados robos y daños a instalaciones por los vagos.
Luego de más de 1 año de inactividad en los planteles, si podemos contribuir en la limpieza detallada de alguna zona escolar, podremos dar un regreso a clases más seguro, libre de polvo, hierba, bichos o de algún residuo de infección.
No tengo hijos, pero sí quiero un regreso seguro a clases para todos, estudiantes y toda la plantilla laboral.
Por eso mañana regreso a seguir dándole.
